Oportunidades de crecimiento para las relaciones comerciales entre España y China

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Escrito por: Konstantinas Starkus y Óscar Mussons

China SpainChina y el cambio de su modelo productivo han dado mucho de qué hablar desde principios de año. Sólo hace falta recordar las turbulencias bursátiles que tuvieron lugar en enero de este año.  Se ha cuestionado incluso su estabilidad económica,  ya que su PIB sólo ha crecido un 6,9% en 2015 y ésta supone la menor cifra de crecimiento de los últimos 25 años. Pero nada más lejos de la realidad: el PIB de China, basado en la paridad de poder adquisitivo, ya ha superado con creces al de EE.UU, lo que confirmaría el gran crecimiento de la capacidad adquisitiva de la clase media. Se puede afirmar que China va dejando de ser “la fábrica del mundo”, basada en los bajos costes de producción (laborales) y cediendo este lugar a países del Sudeste Asiático, para dar paso a la innovación para convertirse en “el gran mercado del mundo”, atrayendo a los inversores por su enorme población y el incremento sostenido de su renta per cápita. Dichos detalles no pasan desapercibidos para España que celebró la 8ª Comisión Mixta Hispano-China de Ciencia y Tecnología en Pekín en octubre de 2015. Además se han venido organizado Jornadas de Partenariado Multilateral en Pekín durante el 2016 donde se explotan las oportunidades de negocio para las empresas españolas en las áreas definidas como prioridad estratégica del gobierno chino, dentro de la estrategia “Una Franja, Una Ruta” (en inglés One Belt, One Road, u OBOR en abreviado), también conocida como la nueva Ruta de la Seda.

Las relaciones comerciales en la actualidad

En 2015, el comercio bilateral entre España y China superó los 28 mil millones de euros, lo que supone un aumento del 16,93% con respecto al año anterior que se acercó a los 24 mil millones de euros. China se sitúa como el tercer país desde el que más importa España, solo por detrás de Alemania y Francia, mientras que es el cuarto país al que más exporta España de los países fuera de la Unión Europea. Los principales productos exportados de España a China durante el 2015 fueron los productos cárnicos, materias primas y semimanufacturas de plástico, los productos semielaborados de cobre, equipos y componentes de automoción, así como la farmaquímica.

En el ámbito político, las relaciones entre España y China se podrían facilmente resumir con la frase del presidente de la República Popular de China Xi Jinping: “España es uno de nuestros mejores amigos en la Unión Europea”, pronunciada durante la visita a Pekín de Mariano Rajoy en 2014; visita en la que se firmaron acuerdos por valor de 3.150 millones de euros. Asimismo, el primer ministro Li Keqiang alabó las infraestructuras y la tecnología española en energías renovables durante una escala en Palma de Mallorca en 2015, lo que sitúa a España en un lugar privilegiado si lo enfocamos desde la perspectiva del OBOR para poder desarrollar este tipo de proyectos de manera coordinada en terceros países.

OBOR y las oportunidades para las empresas Españolas

La nueva Ruta de la Seda (OBOR) es una estrategia trazada por el gobierno chino para internacionalizar su economía. Los cuatro principales objetivos de OBOR son:

  1. mejorar las infraestructuras en Asia,
  2. incrementar la coordinación de las políticas económicas,
  3. eliminar los obstáculos al comercio y
  4. fomentar las relaciones culturales. El cumplimiento de dichos objetivos abarca el desarrollo de proyectos en diferentes puntos geográficos: tanto a lo largo del corredor euroasiático (Ruta de la Seda Terrestre) como a lo largo de las rutas de navegación entre China, el Sudeste Asiático, el Océano Índico, África Oriental y Europa (Ruta de la Seda Marítima).

La estrategia OBOR cuenta con abundantes recursos financieros. Aparte de las financiaciones tradicionales (muchos bancos chinos financian las operaciones internacionales de sus empresas), se ha creado un fondo conocido como el “Silk Road Fund” dotado con 40.000 millones de USD y un banco llamado el AIIB (Asian Infraestructure Investment Bank) con un capital de 100.000 millones de USD y que cuenta con 57 potenciales miembros fundadores entre los cuales se encuentra España. Este banco financiará no sólo proyectos dentro de Asia, sino también fuera, siempre y cuando sean considerados “favorables al desarrollo asiático”. Esto último es de suma importancia para las empresas españolas, dado que las empresas chinas carecen todavía de la experiencia o la capacidad tecnológica para acometer grandes proyectos mundiales. En 2015 España contaba con el mayor número de empresas en la clasificación de los principales grupos de concesiones de infraestructuras de transportes del mundo por noveno ejercicio consecutivo, según el listado que elabora anualmente la revista especializada “Public Works Financing”. Cinco de estas empresas españolas se sitúan en el “top ten”. Por tanto, dado que dichos proyectos serán sometidos a estándares internacionales, es muy probable que las empresas chinas acudan a establecer alianzas con empresas internacionales con mayor experiencia en la materia.

Otra ventaja para las empresas españolas que desarrollan de proyectos en terceros países es, a priori, su presencia en América Latina. Aunque este continente no está incluido en la estrategia OBOR, China ha ido incrementando y consolidando las relaciones comerciales con diversos países latinoamericanos en los últimos años.

La estrategia OBOR ofrece, por consiguiente, oportunidades atractivas dentro de China, especialmente para la provincia de Xinjiang, fronteriza con varios países de Asia central y que pretende convertirse en el centro de transportes para el corredor euroasiático. Se opta además por el desarrollo de esta provincia como solución a los conflictos étnicos entre la minoría musulmana (Uigur) y la mayoría (Han). Las empresas españolas cuentan con experiencia en construcción y gestión de infraestructuras y concesiones necesaria para poder competir en dichos proyectos. El objetivo prioritario de las empresas españolas debería ser el darse a conocer más en el territorio asiático y establecer alianzas locales para poder optar más fácilmente a los proyectos.

Industrias prometedoras para el comercio entre China y España

Es fundamental ser conscientes del cambio de modelo productivo en el que está inmersa China para poder identificar las industrias más idóneas para la inversión. En efecto, China está pasando de un modelo basado en la industria a uno basado en los servicios y el consumo.

Energías renovables

El sector energético de China depende totalmente del carbón, aunque éste ha empezado a perder peso como energía clave en el desarrollo económico. Según las estadísticas oficiales del gobierno, el consumo del carbón ha tenido una disminución del 2,9% durante 2014 y del 3,7% en el año 2015, lo que supone una aceleración en la sustitución de esta fuente de energía. El consumo del carbón todavía representa el 64% del total de la energía consumida, mientras que el consumo de la energía renovable se sitúa en un 17,9%. Esta última ha tenido una evolución positiva en los últimos años; desde el 2011 su consumo se ha incrementado en un 4,9%.

El motivo fundamental de esta reducción es la lucha contra la contaminación, no sólo del aire sino también del suelo y el agua.  Para el gobierno, reducir la contaminación se ha convertido en un objetivo primordial como quedó expresado en los objetivos del XIII plan quinquenal (2016-2021) presentados en el mes de marzo. Este objetivo viene, en gran medida, desencadenado por la presión mundial y también por las crecientes críticas de la opinión pública. Para conseguir este objetivo, se ha limitado el consumo de carbón estándar anual a 5.000 millones de toneladas y además se ha invertido durante el año 2015 una cifra record de 102.9 billones de dólares americanos en energías renovables que representa un 36% del total de las inversiones mundiales.

Este contexto hace que la industria de la energía renovable sea muy atractiva para las empresas españolas con experiencia en este sector.

Sector Industrial – Tecnología Avanzada

La iniciativa “Made in China 2025” propuesta en el XIII plan quinquenal (2016-2021) tiene como objetivo modernizar la industria manufacturera mediante la mejora de la capacidad innovadora, el avance de la industrialización y la informatización, así como lograr ascender su posición en la cadena de valor global. Aunque China es el principal productor de productos de alta tecnología, esto representa sólo el 12% de las actividades industriales totales del país. Además para lograr dicha producción, se sigue dependiendo de la importación de partes, componentes y materiales claves en el proceso de producción, lo cual tiene como consecuencia  pequeños márgenes de beneficios.

Para conseguir su objetivo, China está incrementado la inversión en I+D, la cual represento el 2.1% del PIB en 2015 y se espera que en 2020 alcance el 2.5% del PIB. Se está estimulando la demanda de todo tipo de tecnologías especializadas, equipos y servicios técnicos.

Durante muchos años China ha estado importando tecnología de todo tipo de otros países, pero al cambiar hacia la manufactura de productos de alta tecnología, la tecnología requerida ha evolucionado hacia el diseño de los productos de alta tecnología, soluciones de sistemas, materiales avanzados, aplicación de nuevas tecnologías, redes y análisis de grandes bases de datos.  Es muy difícil importar este tipo de material, por lo que las empresas chinas invierten en empresas extranjeras  o llevan a cabo cooperación tecnológica con las mismas.

Esto podría ofrecer ventajas competitivas para determinadas empresas españolas del ámbito tecnológico.

Sector servicios

El sector servicios tiene como objetivo convertirse en el principal motor de la economía China. Hoy representa el 50,5% del PIB, (mientras que el sector industrial representa el 40,5%), aunque todavía sigue siendo un porcentaje más bajo que el de los países desarrollados que se sitúa en torno a 70%-80% del PIB. Dentro del sector servicios destacamos por su importancia el comercio electrónico, el turismo doméstico y la creciente demanda de la clase media-alta.

Para que el lector se haga una idea de la dimensión del comercio electrónico en China, basta con decir que en 2020 se espera que dicho mercado sea más grande que la combinación de los siguientes mercados: EE UU, GB, Japón, Alemania y Francia. En 2015, las transacciones del comercio electrónico en China llegaron a 622.5 millones de USD, un incremento del 33,3% respecto a 2014. Asimismo las transacciones del comercio electrónico transfronterizas supusieron un 17,3%  del total del comercio de las importaciones y exportaciones.

El comercio electrónico en auge junto a la creciente demanda de la clase media-alta china es una oportunidad interesante para las empresas españolas de bienes de consumo, y que puede presentar ventajas competitivas si se combina con otros canales tradicionales de exportación.

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Por otro lado la industria del turismo doméstico en China está en continuo crecimiento y se espera que durante 2016 los chinos hagan hasta un total de 4.380 millones de viajes turísticos dentro de China, un 9,5% más con respecto al 2015. En este sentido el grupo español NH hoteles ha apostado por el desembarco en China a través de una “joint venture” con la empresa China HNA; con lo que prevén tener entre 120 y 150 hoteles en 2020. Es una estrategia que no implica la propiedad de dichos inmuebles, (propiedad tanto de HNA como de terceros) sino que los operarán en régimen de gestión.

Como hemos visto, el sector servicios tiene mucho potencial de crecimiento y ello conlleva oportunidades de negocio. Ese potencial es consecuencia, en gran medida, del auge de la clase media-alta y su consumo, como manifiesta la existencia de 50 millones de hogares con ingresos anuales superiores a 24.000 USD en 2015 y, que además se prevé que aumente a 100 millones de hogares en 2020.

La economía china se enfrenta a cambios profundos de estructura; reemplazando industrias obsoletas y apoyando aquellas que aumentan el consumo y orienten su economía a un mercado del primer mundo. A pesar de estos cambios, el gobierno promete un crecimiento anual de entre 6,5%-7% del PIB para los próximos 5 años. Esto demuestra el compromiso con la reestructuración y la existencia de futuras oportunidades de negocio. Saber aprovechar dichas oportunidades dependerá de la capacidad de adaptación de las empresas españolas.

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